EL MAXIMO NIVEL DE EXIGENCIA

Con tanta épica y emoción, los amantes del tenis podemos presumir de todo un deporte anti-crisis. La parafernalia anterior y posterior es preciosa, y además está siendo muy rentable actualmente para el negocio. Pero está claro que la manera de ganar un partido de tenis está inventada hace años.
Sobre la pista, las victorias se consiguen a través de la combinación de la técnica, el físico y la fortaleza mental. Hasta que apareció Nadal en la ATP, Federer estaba lejos del siguiente sumando las variables combinadas sobre hierba o cemento, y se acercaba poco a poco a la excelencia en la tierra batida. Tenía mucha mejor técnica que ninguno, su físico era muy competente, y su fortaleza mental, siempre su parte más débil, mejoró al comenzar su racha de imbatibilidad. Flotando sobre la pista, ganaba partidos sin esfuerzo aparente. Pero mientras eso sucedía, Rafa creció en la profesión de otra manera: como especialista en tierra, se acostumbró a ganar sufriendo desde la primera bola. Eliminó sus dudas a base de meter una pelota más que nadie en el campo contrario. Jamás tuvo la sensación de ganar un partido sin romper a sudar. Y esa confianza en su capacidad de sufrimiento, le fue acercando también a la excelencia en la pista rápida. Llevan tres años bastante solos en la cima, con el reto que supone poder encontrarse sobre cualquier superficie siempre con el título en juego.
Dice un profesor americano de nombre impronunciable (Mihaly Csikszentmihalyi, ¡se lo juro!), lo siguiente: “puesto que todo el mundo tiene, alguna vez, una experiencia óptima, se trata de reconocer sus características y potenciar este sentimiento de fuerza, de superación del ego limitado, en el que el tiempo parece desaparecer, y con él los conflictos emocionales. Esa experiencia óptima, pasa por asumir conscientemente un reto que provoca un sentimiento de absorción”. Nadal podrá parecer el tipo más amable del mundo en una entrega de premios (“sorry Roger, te lo has merecido…”) pero es evidente que ganar cada partido que juega frente al suizo es un reto que le absorbe absolutamente y llena de calidad su experiencia. Si Federer quiere asumir de verdad el reto, tendrá que llegar al nivel de absorción mental al que llega Nadal. Frente a Rafa, si pestañeas, pierdes…y además acabas llorando.

Diario Público, 2 feb, 2009

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