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Mostrando entradas de marzo, 2009

POR QUÉ GANARÁ TIGER…

TIGER HA VUELTO. Su victoria en el Arnold Palmer Invitational es un claro aviso de que tiene objetivos pendientes. Y lo verdaderamente increíble es lo poco que le cuesta enfocarlos, y cazarlos. Tras apenas dos torneos, la victoria. Y el Máster 2009 a un par de semanas vista. Ya da miedo. Ya lo han visto sus rivales. Ya lo tienen ahí de nuevo. Diario Público: abril de 2008. "Pido perdón en caso de que el titular lo hayan tenido que leer un par de veces. Es una traducción directa del inglés (Why Tiger will win…), y no se me ocurría una frase más fluida. El original viene de la revista Golf World. Durante un tiempo, fui fácil objeto de regalo: cualquier cosa de golf, y un abrazo. Pero es que además, la revista Golf World no es cualquier cosa. Lo que Sports Illustrated constituye para el deporte en general (expertos, literatura, espacio, historias…), Golf World lo representa en su hábitat. “The Game’s #1 Newsweekly” proclaman, y se quedan tan anchos. Porque además tienen razón. En 200

EL ESPACIO AÉREO GRIEGO.

Un cineasta llamado Menkes que acaba de estrenar película, -y que por cierto comparte la dirección siempre con un compañero, como si fuera un entrenador con dos cabezas- comentaba la manía que tiene al concepto 'cine español', en genérico. Venía incluso a decir que el dichoso apelativo es lo que más daño le hace a la industria. Cito de memoria, pero sentenciaba, más o menos, que el cine puede ser bueno, malo, romántico, o terrorífico, pero jamás será español, como jamás es francés o americano. Sirva esta reflexión para bajar a la cancha del baloncesto europeo. ¿Es lógico que hablemos de ‘baloncesto europeo’? Desde luego existe la Euroliga, y la juegan una multitud de equipos, pero ¿realmente tiene algo en común un partido en una 'salle du basket' francesa, o en una cancha ACB, con un encuentro en ese sugestivo recinto griego llamado Pabellón de la Paz y la Amistad. ¿Tiene sentido, entonces, formar parte de un entramado de voluntades tan diversas, de educaciones tan opu

FEDERER Y ARCADI ESPADA

Me gusta Federer como "Religious Experience" (By DAVID FOSTER WALLACE, Published: August 20, 2006), y me llaman mucho la atención las cartas de los sábados de Arcadi Espada en El Mundo. Porque ambas cosas son complejas. En Federer, la cara, los gestos, la mirada, no concuerda con la belleza de sus golpes, con su fluidez, con su técnica. Es un chico fundamentalmente triste con una raqueta alegre. Pega, falla, gana, inventa... mucho más de lo que disfruta. Tras su última derrota frente a Nadal, la del "God, this is killing me...", en varios periódicos lo mandaron al psicólogo. Pero no cree en ellos. Viaja con su novia, la de siempre, como un buen tipo que no quiere molestar ni que lo molesten. Cae bien a sus rivales, todos quieren ser como él, todos lo respetan, a todos les gusta contemplarlo ahí arriba; parece como que no les importa perder con él. Es extraño. No provoca a sus contrarios, pero tampoco transmite al público emociones más allá de su raqueta. Trecet decí

EL BALONCESTO ALREDEDOR DE 1,80

Este artículo de Público del pasado diciembre, tras un Barça-Madrid, se puede actualizar cambiando al Barça por el Olympiakos, y a Sada por Papaloukas. De cualquier moso, siempre será Raúl López, o cualquier base de 1'80, el que acabe sufriendo las consecuencias de la mejora de la raza baloncestística. “Los más viejos del lugar…” como escribe Salaner de vez en cuando, tal vez recuerden una curiosa iniciativa que no tuvo continuidad en el tiempo. En el verano de 1967, en Barcelona, se llevó a cabo un experimento de baloncesto para bajitos: lo llamaron el Mundial del 1´80. Ocho selecciones nacionales acudieron a la cita con equipos cuyos jugadores no podían superar esa altura (aunque fueron flexibles con algún centímetro de más, al parecer). El título se lo llevó Estados Unidos, que venció en la final a España, ante más de 8000 espectadores que abarrotaban el Palacio de Deportes de la ciudad, con televisión en directo. Las figuras españolas de aquél equipo eran tres internacionales (

CHILDRESS EN OLYMPIAKOS, PERO TAMBIEN PAPALOUKAS Y GREER

Los que hayan jugado, a cualquier nivel, tendrán alguna vivencia parecida: se llegaba al patio del rival, con los aros duros y el ambiente desapacible, y siempre aparecía un contrario con las mejores zapatillas del mercado, los pelos a la última, y unos movimientos en la rueda de calentamiento que daba gusto verlos. Reversos, diez mil botes entre las piernas, incluso algún mate para terminar de pintar el cuadro. Al mismo tiempo, agazapado, andaba por allí el gordito de turno que corría a su ritmo, tiraba a su ritmo, incluso tenía tiempo para saludar a los amigos que se habían acercado al patio porque les pillaba cerca de casa. Cuando el partido comenzaba, la inercia llevaba la vista hacia el aparente, hacia el del calentamiento imponente. El que le daba color al partido. Cuando pasaban los minutos, se veía que allí el que mandaba, el que iba a liderar el asunto y a dar los pases justos en el momento preciso, era el cabrón del gordito. Durante los minutos que se pasaba sentado en el ban

¿Y SI HUBIERA GRANIZADO?

Al principio de la final entre Nadal y Murray en Indian Wells el diagnóstico estaba claro: aquel se descentrara lo menos posible con el ventarrón de California, tendría el partido de cara. ¿Y si no era Nadal? ¿Y si el escocés, de verdad, está en la senda que lleva al dominio, al asalto del número uno? Bien, pues ya tienen las respuestas. Las preguntas eran lógicas. Murray venía de hacerle un destrozo a Federer -uno más; ¿cuántos aguantará el suizo?-, venía de una solidez asustante en los golpes de fondo, con esa máxima que se aplican los tenistas con el gen competitivo desde que les enseñan a pasar pelotas por encima de la red en su club; "¡pasaré una pelota más que el contrario, siempre!". Ah, pero ese ¡siempre! es territorio prohibido. Es de Rafa, y no lo suelta. Durante lo poco que duró la lección de concentración tenística (apenas hora y media), uno podía estar haciéndose todo tipo de preguntas mientras veía sufrir a Murray con el temporal como si fuera un juvenil, y disf

LOS SIRVIENTES DE LA CAUSA

La frase se me quedó grabada desde el primer día que se la escuché. "Hay una señal muy clara para saber pasar la página en la profesión de entrenador de primer nivel: un día te levantas, y eres consciente de que piensas antes en la familia, o en los amigos, que en el próximo entrenamiento o el siguiente partido". Así de radical me lo ponía uno de los grandes sirvientes de la causa del baloncesto español del siglo pasado, de profesión hoy maestro consultor. Viendo la reacción del equipo de Ivanovic ayer, tras dos derrotas que habían sembrado dudas, uno se imagina la semana familiar de Dusko, ese jefe. Y desde ayer, es fácil también imaginar lo que le queda por delante a Sito Alonso, tras el correctivo encajado. Si un entrenador es un hombre pegado a una misión, un entrenador en problemas simplemente eleva esa misión a la categoría de imposible, como aquel cartel que presidía el viejo vestuario de Magariños, y que los jugadores mirábamos con cierto desprecio: "aspira siemp

ROCKY FEDERER

No he visto su partido contra Verdasco en Indian Wells, pero sí un pequeño resumen que me servido para elaborar una impresión; el llanto de Australia marca el final de un ciclo. Apenas fue un gesto al final del partido. Una expresión en su cara. No sé si mis ganas de verle de nuevo imbatible (soy Federista de religión) estarán deformando la realidad. Lo veremos en cuanto se enfrente de nuevo a la bestia, que además sigue cobrándose piezas por el camino. Lo de Nadal está fuera de toda lógica, o sea que centrémonos en la lógica de Roger, que al menos es humano. Hay algo en este duelo absolutamente cinematográfico. Es una pena que el tenis no sea boxeo, o incluso baloncesto, y esté tan lejos de la carga de emociones que necesita una buena película con trama deportiva. Aunque no sé, tal vez alguien se anime y de por fin en el clavo. O al menos se realice un buen documental. Jamás tendría tanto sentido. Si el productor fuese español, o simplemente nadalista, el final perfecto hubiera sido A

EL MEJOR REGALO PARA UN PADRE

Me llama mi padre por teléfono. Lo tengo sin volumen y no lo escucho. Estoy jugando con mi hijo. Mi padre insiste, intenta localizarme en el móvil. Al fin lo consigue. - ¿Lo has visto, hijo? - ¿El qué? - El partido de Nadal en Indian Wells. Acaba de terminar a las 10 hora de España, las 2 de la madrugada en California. - Pues no sabía que estaba jugando. ¿Contra quién? - Contra Nabaladian. No sabes lo que te has perdido. El partido del siglo... - ¿Otro? - Sí, otro. Pero este es irrepetible... - Por... - ...Pues porque Nabaldian le mete 6-3 en el primer set, y no deja que Rafa pise la pista. Le pasa por encima. Y en el segundo set se pone 5-3 y su saque. A Rafa sólo le queda ir a darle la mano. - ¿Y? - Y con cinco match-balls en contra, con saque de Nabaldian, remonta, gana el segundo set en el tie-break, y le mete 6-0 en el tercero. Ha sido la locura. Ya me imagino. Qué tío. Qué pundonor. Qué lección de competitividad, qué ejemplo de deportista, de modelo social, de tipo incapaz de asu

LOS ANDARES DE PAU Y TODO LO DEMAS

¿Se han fijado como anda Gasol, como se mueve por la pista, lo chuleta que parece? El cimbreo ha sido consustancial al baloncesto, y es lógico. Esa especie de movimiento desgarbado en los andares del jugador, que ha terminado convirtiéndose en un copyright del propio deporte, es altamente probable que suceda alrededor de cuerpos asimétricos. Si uno de pequeño sueña con ser una estrella de la canasta, parte del sueño corresponde necesariamente a la superficie, al continente, al envoltorio: no sólo habrá que tratar de jugar como Jordan, tirar como Jordan, defender como Jordan, sino que habrá que tratar de andar como Jordan, gesticular como Jordan, o masticar chicle como Jordan. Y ahí donde puse Jordan, actualicemos y pongamos a Kobe, a Lebron, o a Garnett, por ejemplo. Detengámonos en el actual Celtic. “¿A quién te gustaría enfrentarte en la NBA?” Le preguntaban a Pau de forma recurrente en sus inicios, todavía imberbes. Y Pau, seguramente con el piloto automático puesto, producía la mis

LA PROPIEDAD DEL INVENTO

En el patio del colegio donde me hicieron deportista, jamás hubo canastas y porterías para todos. El que traía la pelota, como mucho elegía compañeros, pero el campo era de todos. Seis balones significaban seis desafíos, y una enseñanza por encima del resto: el baloncesto, o el fútbol, era propiedad de todo aquel dispuesto a jugarlo, incluso en aquellas condiciones. José Calderón, que se fue a la NBA no sólo para jugar, sino para que los demás se enterasen de lo bien que juega, ya es propietario de dos estadísticas individuales en Toronto. Es el que mejor lanza tiros libres de la franquicia, y ahora también es el mejor pasador. Pero él, lógicamente, ubica esos premios en el lugar correspondiente, siempre un paso por detrás del resultado del equipo. Está bien, dice, pero preferiría ganar más partidos. A lo largo de la mañana de hoy, Navarro, a quien en mi patio le hubiéramos pasado los seis balones a la vez, batirá a Epi como mayor triplista del Barça. Es un récord con asterisco, porque

EL TENISTA FUERA DE FOCO

Un deportista nace, crece, y si es mucho mejor que la media quizá acabe viviendo de su profesión. Si encima coge la inercia técnica y mental que conduce a la excelencia, puede acabar marcando una época. Pero, tarde o temprano, otro deportista se lo acaba llevando por delante. Es una ley no escrita que, en los deportes individuales, a veces se acelera de forma despiadada. Porque los enfrentamientos son directos y las victorias y derrotas producen efectos colaterales. Nadal empezó ganando a Federer, después lo ha superado en el ranking, y paralelamente ha conseguido que el resto del cuadro se encuentre con un gran tenista suizo al otro lado de la red, cuando hace apenas hace un año sólo veía un profesor emérito dispuesto a ofrecer una clase de hora y media, si no le molestaban demasiado. Y la pregunta es: ¿hay vida profesional para un tenista extraterrestre cuando deja de serlo? Dos casos pueden servir de referencia: a mediados de los 80, Bjorn Borg decidió que no, y frenó en seco con ve

OTRA FORMA DE SER OLÍMPICO

Artículo publicado el mes de agosto, con motivo de la inauguración de los JJOO de Pekín. La manera habitual (la que nos enseñan los medios de comunicación), es la siguiente. Los atletas llegan a la ciudad sonriendo, se hacen muchas fotos en el aeropuerto (¡lo hemos conseguido! es la traducción literal de esa sonrisa) y se instalan en su gran mayoría en la Villa Olímpica, que, por lo que comentan, esta vez es un lujo pekinés. Los pocos que prefieren un hotel, contablemente también serán olímpicos, aunque filosóficamente tal vez algo menos. A veces la razón toma decisiones que el espíritu no entiende. El siguiente paso es el desfile. El gran momento. El día del desfile es duro. Muchas horas de pie, normalmente con calor, soportando los momentos previos con el mejor humor posible para dar la vuelta de honor ante un estadio repleto. El abanderado es el centro de atención, pero cada uno de los atletas se siente verdaderamente protagonista. Las risas nerviosas, las risas cómplices, las fotos

CUALQUIER TIEMPO PASADO Y SUS MATICES

Casi todos caemos en su atractivo. Es inevitable. Me refiero a las comparaciones deportivas. Se lo dice un mitómano incorregible que celebra, por ejemplo, cada artículo de Santi Segurola sobre Angel Nieto, Induráin, Arancha, Santana o Seve, como el regalo del día. Es evidente que la memoria selectiva nos permite recordar un bonito pasado. Y a veces ahorramos en matices. Viene esto a cuento de una reciente entrevista con Marc Gasol a propósito de sus primeros partidos NBA. Inevitablemente se habló de su record de semanas como mejor jugador de la pasada ACB, y por supuesto de Sabonis. Marc repetía las mismas respuestas de joven y educado jugador… Y entonces llegó la pregunta en bruto: ¿podrás llegar (o tal vez, te gustaría llegar, cito de memoria) a la altura de los mejores pívots europeos de todos los tiempos, como el citado Arvidas, o Cosic, Fernando Martín, y Dino Meneghin…? Y estarán conmigo en que la lista está claramente sin colorear. Hablemos de Sabonis y Dino, por ejemplo. En 1

PETROVIC 44

Curiosamente fue un número que llevó en la NBA, en los Blazers, durante la primera etapa de su aventura americana, la única en la que pareció uno más dentro de un campo de baloncesto. Luego, como recordarán, acabó también convertido en el hombre-franquicia de unos New Jersey Nets temidos en la Conferencia Este. Drazen Petrovic hubiera cumplido cuarenta y cuatro años y en Zagreb, en el pabellón que lleva su nombre, recordaron su vida a través de sus jugadas. Y es que, cuando un genio muere joven, cuesta mucho trabajo imaginarlo de otra forma que, en su caso, vestido de corto y cumpliendo sus sueños de niño baloncestista: anotar más que nadie, y llenar sus equipos de carácter ganador. Escribía Juan José Millás en uno de sus últimos artículos, a propósito de los estereotipos. “No es lo mismo una novela magnífica, que una novela magnífica y desgarradora, pues el desgarro añade a la magnificencia un plus de legimitidad”. Petrovic fue un jugador magnífico e insolente, y fue precisamente esa

DOS APUNTES DE UN FIN DE SEMANA CUALQUIERA

DE TENIS. Nadal siempre salta antes de empezar sus partidos. Da igual que empiecen a las diez de la mañana, que a las diez de la noche. Cuando el árbitro sortea campo o saque, la estampa es la misma: Rafa salta, y sus rivales le miran desconcertados. A veces, parece que un contrincante de la talla de Djokovic, quizá Murray, O Federer, pudieran estar pensando... "que salte, que salte, yo a lo mío, haré mi partido, nada de lo que él haga podrá afectarme mentalmente". Pero sí les afecta. Les afecta desde que empieza a saltar, y no deja de afectarles hasta la última pelota de partido (Djokovic en Pekín llorando, por ejemplo). De hecho, les afecta hasta en la entrega de premios (Federer en Australia llorando, por ejemplo), e incluso les afecta hasta en las declaraciones post-partido (Djokovic declarando que Rafa se merece todo lo bueno que le pasa, por ejemplo). Rafa no sólo juega, no sólo gana, no sólo salta, no sólo corre, no sólo se agita, grita, suda... sino que afecta. En tie

EL MODELO DEL NUMERO UNO

Se abrió la Davis. En un día se ganó lo perdido en la jornada anterior. Tres partidos, ventaja española, pero no definitiva. Ferrer sigue su idilio con el torneo (pasó por encima de Roddick en la semifinal de Madrid, y hoy aburrió a Djokovic), y Rafa, ay Rafa, siempre Rafa. Además, con un plus que no tenía: le apetece levantar la Ensaladera de nuevo. En Sevilla 2004 lo hizo, pero no era el número uno del equipo. El año pasado lo era, pero se perdió la final. Está claro que le falta una combinación en este evento: número uno + final disputada y ganada. Que se vayan preparando. Hoy, Tipsarevic, por ejemplo. El serbio juega con gafas de sol graduadas, y es un tipo que se pega a la pista, que aguanta, que no se deja ir. Pero hubo una pelota que definió mejor que ninguna la cruz del que está al otro lado de la red jugando contra Nadal. El peloteo era largo, se cruzaron un par de veces de lado a lado, y Nadal comenzó (como casi siempre) a dominar el punto. Su estrategia marcaba la carga sobr

JAMÁS NADIE JUGÓ EN TIERRA BATIDA COMO TÚ, RAFA.

Este viernes finalmente no hubo copa Davis. El viento causó algún desperfecto, y la eliminatoria España-Serbia se tendrá que jugar entre el sábado y el domingo. Aprovecho para rescatar un artículo del pasado mes de septiembre, en el que hablé de Nadal y su relación con la tierra batida. Una de las veces en las que Maradona se pasó unos cuantos días encerrado en el hospital con su país en vilo porque se moría, circuló por Internet un artículo de Mirta Bertotti titulado “Vivir para contarlo”. Era la carta de una mujer, madre de familia, suplicándole al Pelusa que no se muriera pese a no ser santo de su devoción. Su petición estaba resumida en este emocionante párrafo: “Dentro de muchos años, los hijos de los hijos de la Sofi van a vivir en un país mucho mejor que el que tenemos ahora. Estoy segura. Y nadie se va a acordar que eras un fanfarrón y un bocasucia. En los libros de lectura se va a decir de vos solamente lo importante, que acá una vez nació un negrito que jugaba a la pelota mej

APUNTES DE OTRO BARÇA-MADRID

Demasiado repetitivos. Los dos últimos partidos Barça-Madrid parecen una fotocopia. Se tantean, se miran, se apuntan, el Barcelona se va fácil en el marcador y se inicia una persecución imposible que deja el resultado final en algo menos indecente. Pero partido, lo que es partido, no hay desde el final del segundo cuarto. Se intuye un fin de ciclo en el Madrid. Demasiados síntomas de agotamiento sobre todo mental. Hay momentos en los que un partido tiene que ser una intención; el equipo tiene que mostrar una actitud, una fortaleza en el choque, una capacidad de intercambiar golpes, y el Madrid desde hace tiempo no muestra nada de eso. A veces gana, últiamente con golpes desesperados de orgullo que vuelcan partidos, pero no da la sensación de tener la energía necesaria para intimidar a lo largo de 40 minutos. Para decir: aquí estoy yo, un respeto. Sus rivales lo saben, por eso ayer salió el Barça con las ideas tan claras; golpeemos, intimidemos, intercambiemos golpes, pasemos bloqueos c

TIERRA ES TIERRA, COMO DIJO VUJADIN

Estamos en Semana de Copa Davis. España-Serbia. Para ir abriendo boca, rescato un artículo que escribí para Público con motivo de la última semifinal España-USA de septiembre pasado. (lo de rescatar artículos lo hace Anson cada semana... y le pagan una pasta... o sea que a lo mejor...) En un momento de Hoosiers, ese clásico de baloncesto sobre un colegio de pueblo que va retando a las escuelas grandes gracias al empeño de su entrenador –y que ya hemos mencionado aquí anteriormente-, Gene Hackman, llega con el grupo a la sede donde deben disputar la final. La cámara nos va enseñando el gesto de los chavales cuando entran en el pabellón, y sus diferentes gestos de asombro. No podían creer que existiera un lugar tan grande donde jugar al baloncesto. Supongo que lo mismo les habrá pasado a los tenistas americanos estos días al aterrizar en Las Ventas: les habrá costado asimilar un lugar tan extraño –o coso, en el argot- como pista de tenis. Entonces Hackman cogía el metro, llamaba a dos de

EL AÑO GOLFÍSTICO PROMETE

Después de su impresionante victoria de hoy en la final del Accenture Match Play, si Geoff Ogilvy se mete definitivamente como alternativa para cada Major, la temporada de golf puede ser de las más bonitas. Hagamos recuento. Tiger con un nuevo ligamento cruzado, con un swing mucho más estable, con los 18 Majors de Nicklaus a la vuelta de la esquina... se ha dedicado estos meses a ponerse (todavía) más fuerte, a depurar la velocidad de su movimiento. Va a ser un espectáculo verle. Siempre lo es. Sergio con muchas cosas que demostrar; con los triunfos y las decepciones del año pasado muy recientes. Con la seguridad de que es uno de los mejores, y la inseguridad del gran triunfo que se le resiste. Geoff Ogilvy, Camilo Villegas y Pedraig Harrington; tres jugadores muy diferentes, pero con un claro objetivo común: ganar lo que les pongan a tiro. Ogilvy y Villegas están preparados para salir con la victoria de cualquier campo, y Harrington tiene la mentalidad necesaria, como ya ha demostrado

ESTOS DOS JUEGAN MUY FÁCIL

Ogilvy y Casey se jugarán la final del Campeonato del Mundo Match Play de golf. Da gusto ver cómo le pegan a la pelota. Son capaces de dominar sus partidos aparentemente sin esfuerzo. Ogilvy, además, es un bigardo de casi dos metros, con unas manos y unos pies de jugador de baloncesto. Casey, que habitualmente se clasifica para jugar las Ryder Cup sin problemas, es capaz de mandar la bola a más de 300 yardas de media en las salidas. Prácticamente no tienen defectos. Tal vez Casey podría mejorar su juego corto, pero de verdad que a Geoff Ogilvy es difícil encontrarle un defecto a su juego. Sin embargo, entre ambos, con varios años de carrera a sus espaldas, suman un torneo grande en su palmarés: un Us Open que ganó Ogilvy hace un par de temporadas, cuando parecía que se iba a comer el mundo. Esto del golf es impredecible. Cualquier miércoles previo al inicio de un torneo se ponen en el campo de prácticas una media de 50-60 profesionales con capacidad técnica para hacer cuatro vueltas mu