¿Y SI HUBIERA GRANIZADO?

Al principio de la final entre Nadal y Murray en Indian Wells el diagnóstico estaba claro: aquel se descentrara lo menos posible con el ventarrón de California, tendría el partido de cara. ¿Y si no era Nadal? ¿Y si el escocés, de verdad, está en la senda que lleva al dominio, al asalto del número uno? Bien, pues ya tienen las respuestas. Las preguntas eran lógicas. Murray venía de hacerle un destrozo a Federer -uno más; ¿cuántos aguantará el suizo?-, venía de una solidez asustante en los golpes de fondo, con esa máxima que se aplican los tenistas con el gen competitivo desde que les enseñan a pasar pelotas por encima de la red en su club; "¡pasaré una pelota más que el contrario, siempre!".
Ah, pero ese ¡siempre! es territorio prohibido. Es de Rafa, y no lo suelta. Durante lo poco que duró la lección de concentración tenística (apenas hora y media), uno podía estar haciéndose todo tipo de preguntas mientras veía sufrir a Murray con el temporal como si fuera un juvenil, y disfrutar a Rafa con las pelotas ingobernables como si estuviera jugando en la playa con sus primos. Eso sí, la cara seria durante todo el partido, porque aquello era un Máster 1000.
La primera pregunta podría haber sido: ¿cuál de los dos torcerá primero el gesto ante un fallo absurdo por culpa del viento? Evidentemente fue el escocés. ¿Quién se insultará primero, o buscará primero la mirada cómplice desde la grada, esa mirada que justifique la derrota ante las condiciones imposibles? Evidentemente Andy, de nuevo él. ¿Quién se quejará amargamente al árbitro? ¿Quién tirará la raqueta con rabia contra la silla? Rafa no, el otro. Siempre el otro. ¿Quién, por tanto, ganará un partido en condiciones climatológicas adversas? Por supuesto Nadal. ¿Quién estará dispuesto a jugar al tenis, preparado para seguir pasando esa pelota de más al contrario por encima de la red, por encima de cualquier viento, lluvia, frío, granizo, o huracán de las Azores? Efectivamente, el sobrino del tío Toni.
Lo bueno de que un jugador así haya puesto en fila india al resto del ranking, es que los demás ya saben lo que toca: durante el reinado de Federer tocaba mejorar la técnica. Ahora toca mejorar la actitud. Hay que salir a la pista a darlo todo, con sol y moscas, pero también cuando las pelotas vienen con ganas de guasa, haciendo eses. Chitón todos, ni un mal gesto, a mover las piernas y a trabajar como tenistas, que para eso pagan.
En la PGA de golf se inventaron aquello de 'These guys are good'. Aquí lo tienen a huevo: 'Nadal is tough'. Por tierra, mar y aire...

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