LA ACB, DONDE LO INCREIBLE OCURRE

A este lado del Atlántico se inicia un playoff discutido y discutible. Tal vez sea el último. La ACB recibe presiones para volver a un estadio anterior. El baloncesto de élite, dicen, debe dar un paso atrás para seguir adelante. Además, este primer partido entre el Madrid y la Penya, competitivamente nulo, no ayudará a los defensores de la ronda post regular. La liga hizo un esfuerzo, presentó su Tiempo de Magia, le dio el MVP al chico de la tierra, Felipe, cordobés, madridista, luchador; lo fotografió junto a Ricky, la perla verde, la vitamina necesaria contra la escasez de audiencia, y ambos declararon estar encantados de conocerse, de enfrentarse, de pelearse por la Liga, por el Espíritu, por…
Pero éramos pocos, y se resbaló Ricky. Su gesto de dolor y su ausencia para el resto del partido (¿y de la serie?) fue un puñetazo en el mentón del maltrecho share. Sin él, no hay Penya, sin Penya no hay partido y sin partido no hay audiencia ¿Qué se puede hacer? A corto plazo, poca cosa. A medio plazo se podría intentar cambiar el Tiempo de Magia por éste otro: ¡es la ACB, dónde lo increíble ha ocurrido! ¿Se imaginan una liga profesional en los mercados correctos, sin las estructuras infladas y con la posibilidad de que los clubes trabajen una marca a largo plazo sin la presión de un descenso deportivo? Es lo que hicieron desde el principio nuestros amigos americanos. El Yes we can, seguro que se inventó en una cancha de baloncesto. Y, por cierto, a Obama le encantan los playoff.

Diario Público, 17 mayo 09

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