THE WANAMAKER TROPHY

Llega el menos grande de los ‘major’ de golf, pero el que sin duda tiene el trofeo con el nombre más sugerente: ¡The Wanamaker! Un pedazo de copa enorme. Es el ‘major’ de los jugadores, el de su asociación.
Este campeonato, iniciado en 1916, tuvo un protagonista especial en sus primeras ediciones. Walter Hagen, quizá el primer ‘jugador-espectáculo’ de este deporte, el primero sobre el que pivotaba la afición pese a las dificultades de desplazamiento por un país como Estados Unidos entonces, lo ganó hasta en cinco ocasiones a lo largo de la década de los años 20. Su dominio tuvo una explicación: el torneo se disputaba entonces en la modalidad de ‘match play’, es decir, no se jugaba contra el campo y el resto de rivales a la vez, sino que cada día se eliminaba directamente a un contrincante.
De seguir disputándose habitualmente esta fórmula de juego en la actualidad (hoy abolida para las grandes citas, salvo en la Ryder Cup) es posible que el dominio de Tiger sobre el golf hubiera sido excesivo. La semana pasada, Tiger llegó a la victoria 70 como profesional, evidentemente mucho antes que ninguno de sus antecesores. Su última víctima, el irlandés Harrington (seguramente uno de los rivales más capacitados para afrontar un choque individual frente a Woods en el campo de golf: algo así como Murray o Djokovic frente al dominio de Federer y Nadal), llegó con opciones hasta el hoyo 16 de la última jornada, pero se vino abajo con un triple bogey, apurado por el tiempo y acosado por ‘el tigre’.
Tiger, con la indumentaria roja y negra de los domingos, motivada por la creencia de su madre de que el rojo es el color de la fuerza (cosa que después ha generado muchos estudios), es muy superior mentalmente a todos sus rivales a lo largo de 18 hoyos. Cuentan que su padre (uno de los pocos padres obsesivos que llegó a puerto con su hijo sano y salvo), le tiraba la bolsa de palos aposta, con el estruendo correspondiente, cuando su hijo iba a pegar un drive desde el tee. Quería que Tiger sintiera una presión extra a la que tiene cualquier jugador en un torneo. Ese tipo de cosas, que se hacen cada día con escasos resultados y excesivo celo paterno, a Earl Woods le salieron bien: su criatura es, como cada vez que sale a jugar, el principal favorito a llevarse el torneo de esta semana. Y lo hubiera sido todavía más si la competición se hubiera seguido disputando en la modalidad de ‘match play’.

Permitan un cambio de herramienta y un apunte sobre Nadal, que viene al caso porque que tiene bastante que ver con la fuerza mental, y las creencias. Rafa vuelve después de dos meses, y por lo visto lo hará otra vez con la camiseta sin mangas. De nuevo es el aspirante, una situación que le motivaba especialmente. Su camiseta apretada (estéticamente horrible), puede llegar a ser en el tenis lo que el color rojo de Woods de los domingos al golf: un clásico del paisaje tras la victoria. Veremos si la fuerza le acompaña esta vez.

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