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Mostrando entradas de septiembre, 2009

ECOS DE LA BATALLA

El glorioso Equipo Nacional de baloncesto terminó su faena y se ha emitido un precioso reportaje sobre lo ocurrido durante el campeonato en Veo TV. Lo mejor, a nuestro humilde entender, está en el concepto del documental. No hay voz en off. Las imágenes tienen tanta fuerza que se ha decidido subtitular lo que va ocurriendo, pero no hace falta que nadie lo cuente. Durante el reportaje se aprecia la tensión en los primeros partidos, y la alegría de los últimos. El cambio es impactante; no solamente en la cara de los jugadores, también en la de los dirigentes. Pocas veces un deporte, o un evento deportivo, es capaz de robar la atención al fútbol en España, y ésta es una de esas ocasiones. Este equipo, todo él, con la evidencia del liderazgo de Gasol, que ya es un icono, impacta a la gente tanto como lo puede hacer Nadal en las grandes ocasiones de su deporte, o Fernando Alonso cuando podía ganar el campeonato mundial de Fórmula 1. No se nos ocurre otra atención similar, salvo, claro está

EL VELOCISTA

A veces ciertas historias deportivas se esconden en páginas secundarias, pero son realmente impactantes. Descubrimos en la web de ESPN (adjunto el enlace al final) la historia de Tim Montgomery, el velocista norteamericano que fue capaz de parar el cronómetro en 9 segundos y 78 centésimas a principios de este siglo. Su récord mundial fue una noticia planetaria, como siempre que un hombre ha bajado el tope de esa distancia, pues es la línea que define la velocidad punta del ser humano. El atletismo es la disciplina-madre del deporte: más rápido, más alto, más fuerte... más lejos... todo sucede sobre la pista con los atletas como protagonistas. En el caso de Montgomery, su historia fue más lejos. Fuera de la pista se casó y tuvo un hijo con Marion Jones, la mujer que en aquel momento estaba en lo alto de su carrera, más conocida para el gran público que él. Marion fue un icono: su elegancia en la pista y su sonrisa, cautivaron durante algunos años a todos los aficionados al deporte. Era

EL DEPORTE ESPAÑOL

El deporte español gana muchas cosas. La Davis de tenis, el oro de baloncesto, el fútbol también, y luego los deportistas individuales. Y todos son recibidos por los políticos, y todos (los políticos) hablan de lo bien que va el deporte español. De su excelente salud. Sin embargo, las estructuras tienden a que todos los deportistas entren rápidamente en un tubo, al que ya nos referimos aquí a propósito del Caso Ricky-Regal-Penya-Rubio, para que ese tubo sea ciertamente muy contemplado, muy manoseado, muy exitoso en casi todos los deportes, pero sin un calado real sobre las estructuras lógicas que podrían aguantar y sacar de La Moncloa el resultado de cualquier disciplina triunfadora. Lo lógico es que el deporte español fuera algo que hicieran muchos, en su entorno natural (escuelas, universidades), y que de ahí salieran estructuras diferentes, con sus necesidades particulares, su funcionamiento propio y su reflejo posterior (siempre, siempre, muy, muy posterior) en los impactos a nivel

EL CAPITAN Y SUS MARINEROS

'El Capitán Scariolo’ bien podría haber usado la táctica de Guardiola ante el gran reto. Gladiator y buena música, por ejemplo, como inspiración y arenga previa ante la madre de todas las batallas, la batalla de la F Mayúscula. En algunos de sus equipos lo ha hecho, y esas cosas siempre trascienden. Lo que ya no sabemos, porque eso trasciende menos, es el tipo de charla específica con la que ha conseguido que sus marineros cumplan de nuevo la misión que ellos mismos se encomendaron como generación: llevar el Equipo Nacional a cotas inexploradas anteriormente. Nos encantaría -por una necesidad personal de acercar las dos orillas del Atlántico alrededor de este precioso deporte-, que sus palabras hubieran sido parecidas a las que Tex Winter, asistente de Phil Jackson en los Bulls y en los Lakers pero sobre todo maestro y amigo, reflejó en un libro del año 1962, cuando las dos orillas estaban a años luz todavía: “salid ahí fuera a demostrar toda vuestra capacidad individual y como equ

DE ITURRIAGA A SPANOULIS

Aquella impactante final del Mundial 2006 tuvo tantas emociones que dejó en un segundo plano el detalle que cerraba el círculo de Saitama con la lejana madrugada de Los Ángeles veintidós años antes. En Japón, España fue con respecto a Grecia como el equipo de Michael Jordan y Pat Ewing había sido para los nuestros en 1984. Absolutamente inabordable. En este país íbamos creciendo, incluso nos estábamos poniendo más fuertes, pero evidentemente nuestros doce representantes en Los Ángeles, dejando la técnica aparte, eran incapaces de desplazar la masa con la velocidad suficiente como para enfrentarse a ocho atletas negros y cuatro blancos azuzados desde el banquillo por un entrenador con carácter. Evidentemente los métodos de motivación de aquel Bobby Knight, educado en una academia militar americana, y los de Pepu, educado en un colegio público de pijos madrileños, no podían ser los mismos, pero en realidad eso era lo de menos: ambos debían lograr, de un modo u otro, que sus atletas se pu

PAU ES DE LOS LAKERS

En el patio siempre había un colega de clase que se creía lo que no era. Se pasaba el balón por debajo de las piernas en el momento más inoportuno, o daba un pase sin mirar impactando en el profesor de gafas que, lógicamente, se quedaba con el balón y con nuestra diversión. "¿Pero tú que te has creído, tío, que estás en los Lakers, o qué, siempre la misma historia?" Tony Parker juega en los Spurs, ha ganado anillos, y España, de forma muy disciplinada, organizó una defensa especial para sujetarlo. Pero no sé si me entienden: Pau es realmente de los Lakers. La primera vez que tuvimos esa sensación fue durante aquella Copa del Rey de Málaga donde ganó el título con el Barça y le dieron el trofeo al mejor jugador. Sólo alguien realmente de los Lakers podía dominar los partidos europeos con esa facilidad, y con esa edad. Francia llegaba a este partido con una inmejorable racha, y con la preparación ideal: todos sus partidos previos al Europeo fueron altamente competitivos, mient

NAVARRADAS Y FRANCIA

Por orden de jerarquía este equipo será siempre el equipo de Pau, al que ayer se le vio con la concentración de un ejecutivo estrella sin ninguna intención de emborronar su currículum. Su hoja de servicios no podía incluir en el mismo epígrafe un anillo NBA y una eliminación en octavos del Europeo. A eso nos agarrábamos. Y también, claro, a la aportación de Juan Carlos Navarro. En este rincón volcamos hace tiempo un término, ‘Navarradas’, para tratar de definir nuestra admiración por el escolta español. Un tipo capaz de volver todos los focos sobre él cuando los equipos se juegan los garbanzos de verdad. Y este inesperado mal trago a mitad de campeonato era uno de esos días. Entonces, como tantas veces, el partido acabó llevando su sello. La impronta del mismo ‘Juan sin Miedo’ que rodeó a un grupo de americanos en el primer chispazo fuerte de esta generación, y que diez años después sigue prestando su capacidad para arrasar un partido en los momentos de máxima necesidad. Y esta vez, d

EL ENTRENADOR Y SU COMBUSTIBLE

Si nadie de su entorno les pilla leyendo este diario, les invito a que en el siguiente ‘coffe-break’, acaben jugando un rato a gurús del alto rendimiento. Aprovechen el momento en que alguno de los tertulianos utilice la selección española de baloncesto como recurso: “vaya con Gasol y sus amigos, parece que este año no son tan buenos, ¿no? Ahí está pasando algo’. Entonces fije la atención preguntando con tono firme: ¿a qué no sabéis cómo se demuestra la verdadera confianza de un entrenador en sus jugadores? Si comparten la mesa con algún entrenador de mesa de café, tengan cuidado. ¿De cuánto tiempo dispongo? Podría ser su respuesta. Pero, en realidad, todo futuro Scariolo (llámenlo Pepu, si tiene barba, o Aíto si ha cumplido treinta años de servicio en el sector), que quisiera serlo, debería tener resuelta esta cuestión en cinco segundos. La confianza de un entrenador en un jugador (es), está fundamentalmente relacionada con los minutos de juego que le(s) otorga. Y si no se lo creen, c

Y POR SUPUESTO, BALONCESTO

De todas las opiniones intramuros buscadas por este rincón para lanzar los análisis hasta el momento, fue una la que más llamó la atención: “menos mal; ahora podremos disfrutar del Europeo. Si se llega a cumplir el pronóstico de que había que ganar todos los partidos por 30 puntos, yo me borro”. Es evidente que los torneos deportivos entre selecciones nacionales no tienen en su mayoría espectadores como ésta improvisada fuente de la imparcialidad encontrada en España. De ser así, habrían desaparecido hace tiempo, porque se antoja difícil otro posicionamiento para ellos que no sea la exaltación de los colores propios. Machacando, que es gerundio, es el ambicioso grito que venía relacionando al Equipo Nacional de baloncesto con su entorno. Y es absolutamente lícito que así fuera. Los americanos lo usaron durante mucho tiempo; también se lo habían ganado. En baloncesto, jugar mejor que el contrario, no es opinable: significa jugar estadísticamente mejor que el contrario. Y jugar mucho mej

SIN NOTICIAS DE MARC

Escribíamos aquí, a modo de previa del Europeo, sobre la importancia de un jugador como Gasol en el torneo. ¿Pau? También Pau, sin duda. Pero en aquel momento nos referíamos a Marc. Algo pasa con Marc, puede ser uno de los titulares de la fase previa. En este tobogán con dientes de sierra que ha resultado la preparación, tal vez no atendimos excesivamente a los detalles. Dimos por sentado que la falta de noticias relevantes sobre Marc (lo único que hizo durante el mes fue jugar a su nivel, ni se habló de su contrato ni se lesionó de forma extraña), eran buenas noticias. Ese término anglosajón del ‘no news, good news’ ya nos valía como activo para Polonia. Y no fuimos los únicos. Scariolo nos trasladó su satisfacción por la disposición del pívot. Ahí teníamos la roca sobre la que edificar las exhibiciones. Quizá ni siquiera el día de Serbia reparamos ante el agujero tan enorme que suponía la desaparición de Marc. Tan sorprendidos nos vimos ante el apagón general, ante el excesivo desaci

EL PRECIO DEL BALON DE CUERO

¿Qué puede valer el de este campeonato, 30, 40 euros? No quiero mirarlo, no hay tiempo. Vale con eso. Porque lo que sí sé es lo que cuesta un balón de goma en los grandes almacenes. No más de 4 euros. En cada ciudad hay prácticamente una gran superficie por barrio, con miles de balones de goma dentro. Esos balones suelen regalarse a menudo en los eventos callejeros que tratan de promocionar el baloncesto. Si tienen hijos, les puede haber ocurrido que les hayan entregado uno de estos balones de goma. Tome, para su hijo, para que se inicie en este gran deporte. Les pido ahora que piensen si eso mismo les ha ocurrido con el balón oficial de un campeonato como éste. Con el de cuero. Hagan memoria. ¿Difícil, no es cierto? Se hubieran quedado de piedra. Hasta se lo hubieran contado rápidamente a los amigos. En tiempos, de vez en cuando recibíamos una sorpresa “¡Hoy jugamos con balón de cuero!” Decíamos a los ocho o nueve años. Y esa sorpresa a veces era inmejorable. ¡Hoy jugamos con balón

BALONCESTO O SARDINA

Cambiando el baloncesto por el cine, Cabrera Infante tituló así la biografía entera de su vida. Un montón de historias y una pasión sobre el resto. Su madre les preguntaba de pequeños si preferían ir al cine o a comer, y por lo visto tanto él como su hermano jamás elegían la sardina. Ha llegado el momento de hacer la misma pregunta desde esta esquina de la página: ¿baloncesto, o sardina? No se preocupen, serán sólo dos semanas. El que quiera que se quede. Ya, muy ingeniosa la comparación, y tal, pero no venda motos y reconozca que estos no son los del año pasado y el anterior. Los piratas ingleses finalmente se pelaron, pero lo de Serbia fue infumable, oiga. Es que ni un triple. ¿Y Pau? ¿Pero no tiene un anillo de campeón de la NBA? ¿Por qué se dedica entonces con ese empeño a fallar tiros libres como si fuera un recién aterrizado en el negocio? Insisto ¿Baloncesto o sardina? Dentro de la sala, finalmente llegó al pueblo una película de serie B: densa, con la música chirriante y nervi

EL GRITO MACHO

¿De qué se aprende más, de las victorias o de las derrotas? Le preguntan a Pau Gasol en el número de este mes de septiembre de la revista Capital. La portada de la revista, con un dibujo de Nadal y Pau vestidos de traje y corbata, es toda una declaración de intenciones: “eh, deportistas, que desde el mundo de los negocios nos interesáis no sólo como reclamo publicitario, sino como posibles maestros de una actitud ante la responsabilidad”, parece sugerir la ilustración. “Las derrotas te hacen más fuerte y te hacen valorar en su justa medida las victorias conseguidas antes y después”, es la respuesta del icono de nuestro deporte ¿Estaría quizá Pau pensando en Holden, aquel negro-ruso que nos apagó la luz en Madrid 2007, o se estaba poniendo la venda frente a unos cachorros serbios azuzados por un viejo lobo en la banda que jamás había perdido un partido anteriormente en tres participaciones como entrenador? Cuando los partidos se ponen cuesta arriba y las cosas no salen “en esos casos, -

UN INCISO ENTRE CANASTAS

Toca comentar dentro de un rato la bofetada que nos ha pegado Serbia en el inicio del Europeo, pero no me resisto a celebrar el partido que Verdasco está disputando en Nueva York contra el 'pívot' Isner. Verdasco es ese chaval madrileño, físicamente portentoso, que en los momentos de máxima audiencia solía jugar como nunca para acabar perdiendo casi siempre. Pero en estas llegó a Argentina, en la Final de la Copa Davis 2008, y se subió al carro de jugadores con tendencia a considerar su botella de confianza siempre medio llena, cuando no hasta los topes. Por supuesto que ha tenido altibajos, lo lleva en sus genes tenísticos, y por descontado que la cima de un primer 'grande' sigue estando todavía en un horizonte lejano. Todo eso es cierto, como también lo es que Fernando sube partido tras partido puntos en su bolsa de madurez tenística. Con victorias como la de hoy, tan 'profesional', y con la actitud general en la pista a lo largo de todo este Grand Slam bulla

LAS NARICES DE UN EQUIPO

Andábamos a principios de los noventa del pasado siglo y un equipo de baloncesto encantado de conocerse viajaba hacia Munich. Era el primer año de Euroliga con formato Final Four. Poco antes de aterrizar, el aparato comenzó a moverse mucho más de lo previsto. La mirada de uno de los protagonistas trató de pulsar el ambiente del grupo: los aleros, más preocupados por los puntos del día siguiente, no estaban para tragedias aéreas. En los pívots, sin embargo, había algún padre de familia encogiéndose con cada turbulencia. Y qué decir de un joven reserva con las manos de su brillante futuro agarradas al asiento de aquel macabro parque de atracciones aéreo. Aquella mirada general la cortó de repente el impagable sexto hombre, con un proyecto muy apetecible: “oye, antes de que esto se caiga, ¿por qué no le apretamos una mano de leches a ese ‘hijoputa’?” Ni el avión se cayó, ni el entrenador recibió jamás su merecido. Sin embargo el equipo acabó jugando la Final Four, fundamentalmente por la

DOS IMÁGENES / DOS MUNDOS

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Esta blanca (azul como equipo visitante) es la camiseta que hubiera lucido Ricky en la NBA (evidentemente hubiera sido demasiado pronto, porque todo en Ricky ocurre rápido, como si su carrera fuera a terminar mañana: qué estrés). Esta camiseta, de los Wolves (Lobos) es la de los Minnesota Timberwolves, un equipo al que según la denominación española más habitual -que los americanos, por cierto, serían incapaces de entender- se conocería como un 'equipo pequeño'. Pero la camiseta, por supuesto, con denominación o sin ella, es un éxito de ventas entre su público desde hace años. Aquella azul y grana con chico dentro es, sin embargo, la camiseta que Ricky defenderá contractualmente al menos los próximos dos años. Es la camiseta del Fútbol Club Barcelona de Baloncesto y, según ha comunicado su presidente, se tratará de comercializar de nuevo en la tienda del club, tras unos años sin hacerlo. Les advierto de que el parche blanco que se ve delante de la camiseta no es un error de la