CANDIDATURAS OLÍMPICAS

Hemos leído de todo, y por su orden, sobre la no elección de Madrid como ciudad olímpica. Lo que más llama la atención de todo el proceso es como pelean unas candidaturas normalmente impulsadas desde el dinero público por un negocio que es absolutamente privado.
Eso añade confusión a los análisis.
Tras la decisión, por ejemplo, se ha tratado de insistir en España sobre el hecho de que la candidatura de Madrid estaba mejor preparada, y que el COI, por tanto, no ha escogido la mejor candidatura, sino la que más le convenía a sus intereses.
Es evidente que así ha sido: ¿podría haber sido de otro modo?
En esa línea, se profundizaba sobre el hecho de que los votantes del COI votan lo que se les dice, que es normalmente lo que le interesa al Presidente.
Preguntas al viento: si alguno de ustedes fuera el Presidente de una empresa privada, ¿permitirían a las personas que trabajan para usted no seguir unas directrices que convinieran a la empresa? ¿Cuándo esta misma empresa privada escogió a mediados de los 80 a Barcelona como ciudad olímpica, fue entonces una decisión libre y meditada de cada uno de los votantes, o su elección estuvo condicionada por la opinión del presidente, que se llamaba Samaranch y era de Barcelona?
Entendemos que es muy atractivo desarrollar proyectos que ilusionen, que permitan corazonadas, que arrastren a la gente hacia el terreno del deporte, pero el análisis debe hacerse del modo más objetivo posible. Y esa objetividad dice que de las 4 ciudades que se presentaron en esta ocasión, Madrid era la más sospechosa en cuanto a las posibilidades de salir elegida. E incluso la objetividad permite pensar que al haberse quedado a competir, habría facilitado el proceso de elección de ese organismo privado que es el COI.
Cuando Rogge le comentó a Gallardón que la rotación de continentes no era una condición decisiva, seguramente el alcalde de Madrid tenía tantas ganas de anunciarlo que no quiso quedarse a la segunda parte de la frase, aunque sabía que Rogge la tenía en la punta de la lengua: “… no es decisiva la rotación, siempre que no haya candidaturas de otros continentes, claro”. Rogge le quiso transmitir a Gallardón que si Madrid se hubiera presentado sin rivales estaba preparadísima para tomar el relevo de Londres, pero no consideró necesario decírselo, porque pensó que una persona tan inteligente como el Alcalde de Madrid lo sabía de sobra.

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