MARCO JARIC Y LOS RECUERDOS DEL PELO LARGO DE MESSINA


¿Si pudieras elegir, qué facultad preferirías, la de soñar o la de recordar? Con esta pregunta terminaban las deliciosas entrevistas que se inventó Franco Pinotti (¿o sería Jordi Román?) en aquella biblia mensual de baloncesto de los 80 llamada Nuevo Basket.
Por aquel tipo de entrevista pasaban todos: desde el mejor nacional del momento, hasta el último americano aterrizado. Desde los entrenadores más renombrados entonces, Aíto ó Comas, hasta los que tenían más proyección (Aíto, Comas…); desde el mejor Fernando Martín, hasta aquel animal del micrófono que fue Pedro Barthe.
Nos imaginamos a Messina frente al maestro Pinotti, encarando la inolvidable pregunta final. Y no les quepa duda de la respuesta del reputado ‘doctor’ italiano. Ettore tal vez sueñe mucho, pero todo apunta a que lo hace en privado. Su carrera deportiva es el eterno recuerdo de un sistema que funciona como un reloj. Dame un punto de apoyo y moveré el mundo, dijo Arquímedes sabiendo de lo que hablaba. Tenía una fórmula. El actual entrenador del Madrid, ayer del Csska de Moscú, antes de Treviso y de la Virtus de Bolonia, también la tiene. “Dame al menos un jugador exterior capaz de participar en todo tipo de partidos, en varias posiciones, y seremos una ‘squadra vincente’”.
Siskaukas en Moscú (MVP de la Euroliga 2008), o el viejo Pittis de Treviso, o aquellos jóvenes e imparables Ginobili y Jaric en Bolonia, han venido siendo siempre sus puntos de apoyo. Por eso aterrizó el base-escolta-alero serbio desde su paro de lujo NBA. Si fueran ustedes a sus jefes a pedir un dineral para reactivar una pieza clave del mejor baloncesto europeo -la Virtus de 2001, tan pronto desmantelada-, les tomarían por soñadores. Los jefes de Messina han pensado que su entrenador se quitó algunas canas y se ha dejado el pelo largo.

DIARIO PÚBLICO, 8 FEB 2010

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