TIGER Y SERGIO, UNA DECADA DESPUES (I)


La historia común de Tiger y Sergio comenzó en 1999 en una última ronda del PGA Championship, uno de los cuatro torneos llamados 'grandes' en el mundo del golf. En aquel momento, Tiger había ganado una 'chaqueta verde' de Augusta, pero sobre todo era inmensamente popular por la gran constancia de su padre, un director comercial tratando de posicionar una valiosa mercancía mostrada al mundo entero apenas dos años después de ser engendrada: "Tiger será más importante para la civilización de lo que fue Jesucristo", llegó a comentar en público Mr. Woods. Podría haber sido más prudente, diciendo, por ejemplo, "…de lo que algún día será Zapatero", otro que ha venido compitiendo por el puesto, pero se pasó de frenada y al chaval lo marcó para siempre.

El valor deportivo del producto, era fácilmente cuantificable; el tope lo marcaba los 18 torneos grandes que poseía Jack Nicklaus. Y qué mejor manera de ir andando ese largo camino que acompañado de unos rivales a la altura de las circunstancias.
En el 99, Sergio García solamente era un crío carismático, pero cuando salió derrotado del green del último hoyo y se fue a estrechar la mano de Tiger tan encantado de haberse conocido, se estaba quedando, sin saberlo, con el mejor papel secundario.


A partir de entonces, Sergio fue para el mundo del golf ‘el Niño’, el perfecto 'runner up', o subcampeón, en la Era del Tigre. Un tipo que podría jugar como nunca (incluso sacando golpes detrás de los árboles y dejando gestos para la historia como el de esta foto, tras su golpe imposible en aquel hoyo 16), para, llegado el momento de los 4 grandes torneos anuales, ser capaz de perder como siempre, lo que ya venía haciendo con gran educación, por ejemplo, Phil Mickelson, pero con mucho menor impacto potencial en el show business.

Todos sabemos que el deporte profesional impactará siempre de un modo directamente proporcional al tamaño de sus actores principales. La caracterización del perfecto ganador, representada por Tiger hasta los sucesos de noviembre pasado, y el personaje del perdedor ideal, con el que parece haberse quedado en exclusiva Sergio García sobre todo después del British Open que cedió tras fallar el putt en el hoyo 18, han estado a la altura del gran golf de la última década...

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