LOS PAPÁS TENDRÁN QUE ESFORZARSE


Durante el fin de semana de la Final Four de Euroliga, tuvimos tiempo de tertulias y los exjugadores siempre, siempre, acabamos con la necesidad de contar historias y batallitas de cuando éramos jóvenes, guapos y nos creíamos buenos (y no siempre en ese orden). Joe Arlauckas nos contó el modo en que Ramón Rivas, aquel gigantón portorriqueño, compañero en el Taugrés, pretendía intimidar a los rivales. Esas cosas que sucedían por dentro, donde se batían los machotes, pocas veces nos implicaban a los pesos ligeros, y más valía que así fuera; si lo hubiésemos sabido entonces, los partidos se hubieran hecho más cuesta arriba de lo que ya se hacían.
El caso es que Rivas tenía, por lo visto, un pique bastante duro con Juan Orenga, que no era el pívot más querido por los rivales, lo cual tampoco era de extrañar; le pagaban por ello. Ramón, con su aire caribeño, había crecido en ambientes donde a veces era recomendable dar primero y saludar después; es decir, pedir perdón (si acaso) antes de pedir permiso. Con esas premisas, el bueno de Ramón manejaba -según Joe- un concepto muy de raíz, aprendido y asumido como pocos, y que traducido del inglés vendría a ser '¡en mi casa, no!' (Not in my house!). Rivas decidió ponerlo en marcha con Orenga tras un partido calentito previo en Madrid (la casa de Juan, se supone), y le anunció a Joe sus intenciones. "Este tipo se va a enterar. Aquí no me hace lo que en Madrid, ya verás". Y nada más salir, comenzó la puesta en escena. "¡hey, you, -se acercó a Juan en el calentamiento-; aquí, hoy, durante todo el partido, me vas a llamar papá! ¡Lo entiendes! ¡Aquí me vas a llamar papá!

Aquel partido no debió pasar a la historia, porque yo estaba allí y lo hubiera sabido. Las consecuencias del 'tratamiento interior' que se dieron los pívots supongo que fue cosa de ellos; al menos de Ramón y Juan, tal vez con Joe y John Pinone como espectadores de lujo.

Pero esta anécdota me ha venido ahora a la mente con motivo del playoff de la NBA con los Heat como máximos favoritos, una vez que Lakers y Celtics se nos vinieron abajo. No sé el tratamiento que Lebron James (sobre todo) y Dwayne Wade dispensan a sus rivales durante los partidos, y ni siquiera soy capaz de hacer un pronóstico sobre su solvencia (ayer perdieron el primer partido de la Final del Este por paliza frente a Chicago), pero; ¿no tenéis la sensación cuando juegan los Heat de que esos dos tipos son los padres de todos los demás? Seguro que hay más padres en la NBA, pero es difícil que compitan, al menos en 'paternidad', con los 'jefes' de Miami.

Si no dominan el lenguaje de los 'papás', que busquen a Ramón Rivas para que los ayude, aunque me temo que no les hace falta.

Comentarios

  1. Veremos como se portan esta noche Lebron y Wade en la ciudad del viento.

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