Entradas

Mostrando entradas de marzo 24, 2009

CHILDRESS EN OLYMPIAKOS, PERO TAMBIEN PAPALOUKAS Y GREER

Los que hayan jugado, a cualquier nivel, tendrán alguna vivencia parecida: se llegaba al patio del rival, con los aros duros y el ambiente desapacible, y siempre aparecía un contrario con las mejores zapatillas del mercado, los pelos a la última, y unos movimientos en la rueda de calentamiento que daba gusto verlos. Reversos, diez mil botes entre las piernas, incluso algún mate para terminar de pintar el cuadro. Al mismo tiempo, agazapado, andaba por allí el gordito de turno que corría a su ritmo, tiraba a su ritmo, incluso tenía tiempo para saludar a los amigos que se habían acercado al patio porque les pillaba cerca de casa. Cuando el partido comenzaba, la inercia llevaba la vista hacia el aparente, hacia el del calentamiento imponente. El que le daba color al partido. Cuando pasaban los minutos, se veía que allí el que mandaba, el que iba a liderar el asunto y a dar los pases justos en el momento preciso, era el cabrón del gordito. Durante los minutos que se pasaba sentado en el ban

¿Y SI HUBIERA GRANIZADO?

Al principio de la final entre Nadal y Murray en Indian Wells el diagnóstico estaba claro: aquel se descentrara lo menos posible con el ventarrón de California, tendría el partido de cara. ¿Y si no era Nadal? ¿Y si el escocés, de verdad, está en la senda que lleva al dominio, al asalto del número uno? Bien, pues ya tienen las respuestas. Las preguntas eran lógicas. Murray venía de hacerle un destrozo a Federer -uno más; ¿cuántos aguantará el suizo?-, venía de una solidez asustante en los golpes de fondo, con esa máxima que se aplican los tenistas con el gen competitivo desde que les enseñan a pasar pelotas por encima de la red en su club; "¡pasaré una pelota más que el contrario, siempre!". Ah, pero ese ¡siempre! es territorio prohibido. Es de Rafa, y no lo suelta. Durante lo poco que duró la lección de concentración tenística (apenas hora y media), uno podía estar haciéndose todo tipo de preguntas mientras veía sufrir a Murray con el temporal como si fuera un juvenil, y disf