ECOS DE LA BATALLA

El glorioso Equipo Nacional de baloncesto terminó su faena y se ha emitido un precioso reportaje sobre lo ocurrido durante el campeonato en Veo TV. Lo mejor, a nuestro humilde entender, está en el concepto del documental. No hay voz en off. Las imágenes tienen tanta fuerza que se ha decidido subtitular lo que va ocurriendo, pero no hace falta que nadie lo cuente.
Durante el reportaje se aprecia la tensión en los primeros partidos, y la alegría de los últimos. El cambio es impactante; no solamente en la cara de los jugadores, también en la de los dirigentes. Pocas veces un deporte, o un evento deportivo, es capaz de robar la atención al fútbol en España, y ésta es una de esas ocasiones. Este equipo, todo él, con la evidencia del liderazgo de Gasol, que ya es un icono, impacta a la gente tanto como lo puede hacer Nadal en las grandes ocasiones de su deporte, o Fernando Alonso cuando podía ganar el campeonato mundial de Fórmula 1. No se nos ocurre otra atención similar, salvo, claro está, cuando llegan los JJOO. Durante esos quince días cualquier deportista puede ocupar durante unas horas el lugar de los iconos de nuestro deporte.
Sin embargo, el baloncesto tiene un reverso de la fama diferente al tenis o a la fórmula 1. Cuando se apagan los focos del Equipo Nacional, cuando las cámaras han terminado de contarnos la historia normalmente exitosa de cada verano, España se encuentra con grandes dificultades para dar continuidad a los réditos obtenidos en forma de audiencias por la marcha de la selección. La ACB se encuentra en un momento lleno de dificultades para que el público se identifique con ella. Ha sido una gran competición, y lo sigue siendo, pero su impacto se ha difuminado ante la irrupción de la NBA, e incluso de una potente Euroliga que debería posicionarse como referente de evento europeo de primera magnitud.
El futuro del deporte es evidente que pasa por dos tipos de eventos: los grandes eventos de impacto amplio, que en baloncesto sólo pueden ser las competiciones de equipos nacionales, la NBA y seguramente la Euroliga, y los eventos de ámbito local, pero con el sabor de la mejor boutique, en cuanto a su puesta en escena, y en cuanto a la atracción de sus aficionados. Todos los que se queden en medio de esos dos tipos de eventos, lo van a pasar muy mal. Lamentablemente la ACB parece estar ahora mismo en tierra de nadie. Deberá recolocarse, en cuanto a estructuras, socios y ámbito de actuación, si no quiere caer en el olvido de todos.

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