En defensa de Isiah Thomas; mi jugador favorito



De todo lo que ha venido sucediendo, en estos dos meses de inesperada sumisión a un virus, pocas cosas han tenido la repercusión en el mundo del deporte como la enésima reaparición de Michael Jordan. Jordan ha sido ese inigualable atleta que nos dejaba con su historia siempre inacabada. Cuando perdía y se frustraba mucho, como un niño enrabietado, alguna cabeza rodaba. Sobre todo la de todos esos compañeros "sin su carácter", probablemente encantados todos ellos de no tenerlo. 

También hemos sabido que hacía gala de saltarse cualquier protocolo dictado por el equipo, poniendo siempre, siempre "su carácter" por delante, y mostrando de forma evidente que, o la pelota era suya, o no era de nadie. Durante esta nueva reaparición (y es la tercera de su carrera; dos veces descolgó la camiseta en aquellas duras canchas de los 90), sigue dejando muy claro que no le interesa dar ningún ejemplo. ¿Papá, ese vaso que casi siempre está vacío cuando habla Jordan que bebida tiene? Pero también nos deja muy claro que sigue necesitando un enemigo a las puertas. Y ahí es donde nos ponemos enfrente y sentimos la necesidad de rebelarnos. La historia que nos están contando sobre los malísimos Pistons comandados por Isiah Thomas, le viene de perlas a la trama, y alimenta la calidad de esta inesperada reliquia deportiva. De repente, Isiah, Laimbeer, Rick Mahorn… son los nuevos personajes de Space Jam que han llegado para que los niños puedan odiarlos como se merecen. 

Lo que sucede, es que la serie la está viendo mucha gente que ya ronda el medio siglo de edad, como poco, y los dibujos animados nos han quedado muy atrás. Durante aquellos años, en los que todos los personajes fueron de carne y hueso, Isiah Thomas y sus Pistons no fueron unos tipos más desagradables, por ejemplo, que los admirados Boston Celtics de Larry Bird. Isiah Thomas, el verdadero, no este personaje de Looney Tunes, era entonces el único base a la altura de Magic Johnson, hizo que su equipo jugara al baloncesto con una calidad técnica y táctica como ningún otro, y solo le sobró un absurdo error en el Boston Garden, que ni el 'duende' de los Celtics se creyó, por tan infantil, para haber tenido serias posibilidades de ser el primer líder de equipo en haber logrado el famoso threepeat (tres campeonatos seguidos) que después sí lograron los Bulls. 

Casi tres décadas después de aquel maravilloso baloncesto de los Lakers de Magic, de los Celtics de Bird, de los Pistons de Isiah y los Bulls de Jordan, esta nueva aparición del indiscutible Rey de nuestro deporte es una bendición para todos los aficionados, y para mi el primero; he vuelto a comprobar que mi adorado Isiah Thomas fue, sin lugar a dudas, uno de los cuatro mejores jugadores de aquellos años tan venerados. El líder de un equipo igual de bueno en la pista y de malo en su modo de hacer las cosas que cualquier otro de sus máximos competidores. Por ello, su ahora de repente 'justificada' ausencia en el Dream Team de Barcelona 92 sigue siendo, en realidad, probablemente una de las mayores injusticias que la NBA ha dejado que suceda jamás. 

Desde aquí acepto absolutamente el mensaje que Jordan me está dirigiendo personalmente en esta nueva trama, como admirador absoluto de Thomas que fui y sigo siendo. "Yo jamás quise ser un ejemplo de deportista; por eso provoqué la ausencia de tu ídolo en Barcelona 92". Estupidez aceptada, Michael, pero es muy probable que ni siquiera fueras tú el mayor instigador. En aquel equipo (casi) de ensueño, los había incluso con más "carácter". Tanto como para quitaros de enmedio a uno exactamente igual que vosotros.

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