La Spagna è diversa

 






Estimado Lorenzo:


En estos meses locos que has vivido entre nosotros, además de aprender un poco de español, de jugar mucho y muy bien al baloncesto, confío en que alguno de tus compañeros te haya introducido en las expresiones, costumbres, dinámicas diferenciales de tu país de acogida. Lo digo, por si acaso decides aprovechar tu nuevo y exitoso pasaporte más allá de las pistas de juego, donde has mantenido de sobra el respeto de los que ya te conocíamos, y te has ganado el corazón de los compatriotas que se acercan al baloncesto cada verano, con esa mezcla de lógica cercanía por un deporte que llevamos en el ADN (no hay escuela en España sin un campo de baloncesto en su patio), y de españolísima perspectiva frente al reto deportivo. Dos discursos confluyen de forma muy emocional en este entorno que a veces llaman incluso ‘piel de toro’; el más generalizado, hasta los principios de este siglo, era de cierto pesimismo; “once contra once siempre gana Alemania”. En el otro extremo, se sitúan todos aquellos que ya han crecido con los que el periodista Santiago Segurola enmarcó en un brillante artículo con el que dio por concluido el siglo XX deportivo; “Héroes de un nuevo tiempo”. La expresión que ha hecho más fortuna es esa que tu capitán, Rudy Fernández, puede trasladarte con maestría; “¿soy español, a qué quieres que te gane?”.


Tu decisión de ‘hacerte’ español este verano, lógicamente ha tenido mucho menos que ver con la emoción que con el lógico interés profesional, y la imprescindible inteligencia asociada al alto rendimiento. No me imagino a Sergio Scariolo, a Jorge Garbajosa, hablando con tu agente en los términos anteriores. Y sí te imagino intuyendo profesionalmente con tu agente una gran oportunidad; “si nos necesita el entrenador Scariolo, acepto la camiseta que me pongan”.  

Déjame que comparta contigo dos fortalezas que intuyo en tu entrenador, y si un día nos tomamos un café, me das tu sincera opinión.


Sobre la transformación en recursos de herramientas limitadas, tú y Willy sois la mayor de las evidencias en el plano individual. Sin un gran exterior, y un gran interior (Navarro-Pau; Ricky-Marc), es imposible hacer cumbre. A ti sólo había que poder traerte, pero a Willy había que construirlo cada verano como un maestro luthier se imagina el final de un gran instrumento difícil de rematar. En la parte colectiva, el baloncesto lleva más de 100 años siendo manoseado por obsesos de la estrategia. El planteamiento de las semifinales frente a Alemania, con Schroeder sintiéndose el amo los 35 primeros minutos, sonrisa de jugón, y Sergio avisando a su especialista defensivo, Luis Guil, en el campamento previo a la cumbre; “Luis; os toca, macho. Avisa a Alberto (Díaz), que a su entrenador se le ha olvidado subirle la botella de oxígeno”.


 Sobre la necesaria implicación de todos, lo escribió brillantemente Iturriaga a Buenafuente (no te quedes en los personajes) en un wsapp; “Scariolo controla como nadie el ego de sus jugadores, porque se ha dedicado como pocos a controlar su propio ego”. Bajo ese control, emerge la inteligente cordialidad de un líder. En la mano del entrenador no están los 7 de 9 triples de Juancho en la final, pero sí lo está saber que Juancho lleva años trabajando individualmente cada verano con Angel Goñi, uno de los mejores -si no el mejor-, especialista en entrenar los fundamentos individuales, y hacerle sentir a Juanjo y a Ángel (o a Ricky Rubio y a Raúl López en los veranos anteriores), que allí caben todos los que quieran y puedan aportar.

 

Cuando vuelvas a Estados Unidos de visita, o ahora que te preguntarán en Tel Aviv por tu inmejorable verano, tienes a huevo la mítica expresión para definirnos en tu propio idioma; - Spain? Well, you know; Spain is different… que traducido al idioma de nuestro baloncesto masculino de selección nacional, sería algo así como; La Spagna è diversa e, il nostro allenatore, veramente un capo.


(Publicado en DIARIO MARCA, 20 SEPTIEMBRE 2022). 







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