La historia de una canción colegial
Los Reyes Magos existen. Al menos son 3. Viven en Madrid, responden a los nombres de Guillermo Ortiz, Francisco ‘Pancho’ Varona y Manuel Colmenero. He aquí la historia de una canción, de un himno colegial que nos ha alegrado tantas tardes de baloncesto, y lo seguirá haciendo muchos años más.
Los inicios de la temporada 2016-2017 fueron importantes para la Copa Colegial. Se cumplían los primeros 10 años de vigencia del torneo con ese nombre, pues entre 2002 y 2006 lo que los colegios habían jugado y disfrutado eran las extintas Series Colegiales. En la Asociación de Baloncesto Colegial de Madrid siempre hemos sido muy de celebrar, y no se nos ocurrió una mejor manera que promoviendo la creación del Himno Oficial del evento.
Nos pusimos manos a la obra, y la historia, como a veces sucede con las cosas que tienen mucho sentido, se nos fue de las manos, superando nuestras expectativas más optimistas.
Lo primero que hicimos fue contactar con Guillermo, periodista y escritor de prestigio, colaborador como cronista en nuestros partidos los años anteriores, y por encima de todo gran amigo del proyecto, del cual hablaba maravillas siempre que le daban la oportunidad. Le contamos la idea, y su respuesta fue muy emocionante. “Si me dejais un poco de tiempo, puedo pensar en una letra para ese himno, y además tengo en la cabeza a la persona que me puede ayudar con la música”.
La persona en la que Guillermo estaba pensando era, casualmente, un familiar muy directo, un tió suyo. “¿Y eso?” “Pues resulta que mi tío lleva casi 30 años junto a Joaquín Sabina creando e interpretando las canciones que todo el mundo conoce”.
Pancho Varona, el tío de Guillermo, nos recibía pocos días más tarde como si nos conociera de toda la vida. Con dos pinceladas del proyecto, con buenos cafés y tostadas en los desayunos, con un brillo en los ojos que llamaba mucho la atención, y con la improvisada oficina de Alberto Alcocer 46 ('kilómetro cero' del baloncesto colegial) como improvisado primer estudio de grabación, el regalo empezaba a cobrar vida (adjunto vídeo en exclusiva).
De repente, la idea de un himno colegial, o de una simple canción, estaba en las manos de dos excelentes profesionales en sus respectivos campos (la escritura y la música), pero sobre todo estaba en manos de dos personas, tío y sobrino, con la generosidad incrustada en su ADN.
- "Oye, Guille, pues ese párrafo es brillante".
- "Gracias, Pancho. ¿Y cómo vamos a grabar esto después?"
(¿Hemos hablado ya de las cosas con sentido que superan expectativas, verdad?)
- "Pues mira, querido sobrino, creo que eso va a correr de mi parte".
- "¿En quién estás pensando, Pancho?".
Pancho estaba pensando en Manuel Colmenero, fundador de los estudios SONOBOX de Madrid, donde el propio Pancho… y Vetusta Morla… y Nena Daconte, y tantos referentes de nuestra música han grabado sus creaciones, obteniendo los resultados y la excelencia perseguida.
Apenas unos días después nos encontrábamos en los estudios Sonobox, junto a Manuel y Pancho, y grabando con los propios jugadores del torneo como inmejorables intérpretes la letra creada por Guillermo, que 10 años después sigue sonando en nuestros pabellones, y ya forma parte de la esencia y de la personalidad del mejor proyecto de Baloncesto Colegial del Viejo Continente.
“Que vuestras historias, ya sean grandes o pequeñas, merezcan siempre la pena ser contadas”. Esta es la frase con la que finalizó si discurso como padrino de una ceremonia anterior del Salón de la Fama, el periodista Rubén Amón.
“Soñar contraataques, asistencias, canastas…”, dice la letra de la canción.
Bienvenidos al Salón de la Fama Colegial, Guille, Pancho y Manuel. La historia del Himno de la Copa Colegial merece ser contada, pero sobre todo merece nuestra gratitud hacia los creadores de un regalo impagable.
Cuidado con lo que soñáis, chavales, que un día puede hacerse realidad.
Feliz Navidad.
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